No soy comprador habitual de videojuegos el día de su lanzamiento. El caso es que lo fui durante muchos años, sobre todo en la década de los 90 cuando esperaba como agua de mayo los bombazos continuos que vivíamos en la época dorada del PC. Como es lógico no podía comprarme todos, así que poco a poco la lista de juegos pendientes fue -y sigue- engrosando, por lo que ese ansia por disfrutar del juego en cuestión desde el primer día fue decreciendo, y comencé a nutrirme de juegos de oferta. Y me dí cuenta de una cosa: los disfrutaba tanto o más que cuando los compraba recién salidos del horno. Así que como podéis adivinar, mi política sobre adquisición de videojuegos dio un vuelco total. Además, las ofertas en la industria del PC se han vuelto increíblemente jugosas en los últimos años, gracias a plataformas digitales como Steam y las numerosas tiendas de keys que hay por la red, se pueden adquirir juegos a precios muy accesibles apenas 3 meses tras el lanzamiento del juego.
Llevaba unos cuantos años con esta práctica y todo era “felicidad”, mi biblioteca de juegos se nutría de títulos de gran calidad a precios muy reducidos, pero no todo era de color de rosa. Comprar un juego de oferta también tiene sus “peros”, y más hoy en día en el que la vertiente multijugador tiene tanta importancia. No es la primera vez que compro un juego y descubro que no puedo disfrutar del apartado multijugador simple y llanamente porque no hay gente jugando, algo lógico porque el juego ya está “pasado de moda”. Siempre me he considerado más un jugador de experiencias “single player”, pero hay ciertos géneros que invitan a compartir tus “habilidades” con otros jugadores. En el último año he padecido esta ausencia de jugadores en unos cuantos títulos, por ejemplo Blur o Bioshock 2, y lo cierto es que sobre todo con el primero me tocó la moral bastante, porque las pocas partidas multijugador que eché fueron realmente divertidas, de hecho eran lo mejor del juego con diferencia.
Así que este año decidí darme el “homenaje” con FIFA 13 -más concretamente me lo regalaron-, uno de estos títulos que bien merecen ser disfrutados desde el primer día aprovechando el Online hasta sus últimas consecuencias. Tras pagar religiosamente los 40€ de rigor en Origin y soportar una hora de descarga digital, arranqué el juego y comencé a experimentar el calvario que, desgraciadamente, hemos de sufrir los compradores legales de juegos. La saga FIFA es una máquina de generar millones, cada entrega anual es un éxito de ventas incontestable, y uno se imagina, en su inocencia, que un producto con tanta audiencia y con tanto presupuesto, estará cuidado hasta el más mínimo detalle. Pues bien, tras una semana de juego he de decir que este lanzamiento es un auténtico despropósito, y una ofensa para todos los usuarios que lo han comprado. Diría más, es una tomadura de pelo.
No obstante me gustaría matizar toda esta amarga queja. FIFA 13 es un juego de fútbol excelente, o al menos a mi me lo parece. Jugablemente en materia futbolística me parece lo mejor que ha pasado por mis manos, técnicamente goza de unos valores de producción soberbios, y como es costumbre de la saga, la base de datos de jugadores es impresionante. Sin embargo todo este buen hacer se derrumba por culpa de molestos bugs de toda índole, que dejan entrever la poca previsión y profesionalidad que de una compañía como Electronic Arts se debería presuponer. El menos molesto es la ausencia de voces durante los partidos, una de las señas de identidad de la saga y que por algún extraño motivo, no nos acompañan durante los partidos. La solución que han “descubierto” algunos usuarios es desinstalar el juego y volverlo a instalar, aunque no siempre se recuperan las voces. Un apaño en toda regla…
Siguiendo con la lista de despropósitos, el modo Temporada es una auténtico desbarajuste se mire por donde se mire. De cada 10 partidos que intentes jugar contra un oponente humano, fácilmente en 5 se corta la conexión antes ni siquiera de empezar el partido. Pero aquí no acaba la cosa, una vez que se ha establecido contacto con un oponente y entras en el campo de entrenamiento previo al inicio del partido, ¡sorpresa! el partido no empieza. Y así nos quedamos, controlando al jugador frente al portero sin posibilidad de volver al menú del juego por mucho que pulsemos todas las teclas y botones. La única solución pasa por “matar” el juego desde el administrador de tareas. Y vamos con más fallos. No son pocos los usuarios que experimentan salidas al escritorio “espontáneas” mientras juegas un partido, lo que se traduce en un cabreo monumental y la pérdida de los 3 puntos al haber abandonado la partida. O el más “gracioso”, cambiamos de equipo en la selección de equipo, pero cuando entramos en la plantilla vemos a los mismos jugadores del equipo anterior al que controlábamos.
En definitiva, FIFA 13 tiene toda la pinta de ser un producto inacabado, o al menos no lo suficientemente testeado como para producirlo como churros. Y no es el único juego que obedece a este modus operandi, basta darse una vuelta por alguno de los miles de foros que hay por la red, para percatarse que fallos de este tipo son habituales en cada lanzamiento, tanto en PC como en consola. Que si problemas de rendimiento, que si cuelgues inesperados, que si servidores de activación caídos, que si savegames corruptos… Es una forma un tanto “curiosa” de premiar al comprador legal que ha aflojado su maltrecha billetera, y que ayuda a soportar una industria cuyos presupuestos millonarios se mantienen precisamente por esos compradores iniciales. Yo lo tengo claro, he pecado de bisoñez, me he creído que esto era como en los viejos tiempos, cuando comprabas algo y podías jugarlo de principio a fin sin sorpresas. Pero no, ahora hay que poner un cirio para que tu inversión de 50€ funcione, esperar a los parches de turno y con un poco de suerte, poder jugar tranquilamente sin sobresaltos. Lo que sí tengo claro tras esta experiencia es que han vuelto a perder un comprador de juegos de lanzamiento para una larga, pero que muy larga temporada.