GÉNERO: Acción
DESARROLLADORA: Ubisoft
DISTRIBUIDORA: Ubisoft
VERSIONES: PC, PS3, Xbox 360
FECHA DE LANZAMIENTO: 30.10.2012
VERSIÓN ANALIZADA: PS3
UNA SALTO ALGO DECEPCIONANTE
Analizar una nueva entrega de la saga Assassin’s Creed se está convirtiendo en un pequeño problema. Y digo esto porque una y otra vez nos encontramos con un producto en principio atractivo y bien realizado en muchos aspectos, pero que por otro lado arrastra los mismos errores de antaño. Afortunadamente, a diferencia de los dos anteriores juegos, éste sí que se siente como una auténtica continuación y no como una expansión del ya lejano Assassin’s Creed 2. Hay un montón de cambios y adiciones encaminadas a revitalizar una fórmula que presenta síntomas evidentes de desgaste, algunas de manera acertada y otras no tanto. Una de las más atractivas es, sin duda, el cambio de aires. Por fin dejamos atrás la época del Renacimiento para situarnos en los albores de la Guerra de Independencia Americana, un periodo histórico repleto de hombres insignes que dan mucho juego a la trama de enfrentamientos entre asesinos y templarios.
En esta ocasión el Animus deja descansar a Ezio y nos mete en la piel de Connor Kenwey, un joven nativo que se convertirá en parte activa de la Revolución. Tomaremos las riendas de su padre antes de concebirle, para luego vivir su evolución desde niño hasta adulto. Y he aquí uno de los principales problemas de este juego: tarda demasiado en ponerse serio. No exagero si la «introducción» al personaje requiere de casi 6 horas de juego compuestas por pequeñas partes jugables y adornadas de innumerables secuencias que relatan la vida y milagros tanto del padre de Connor, como de él mismo. Durante este periplo los momentos de acción están muy encorsetados, la libertad es muy relativa, y no es hasta que Connor se hace adulto cuando empezamos a ver el juego en su esplendor. Es un tiempo excesivo a todas luces máxime cuando la historia principal, compuesta de 12 secuencias, apenas dura 14 horas, introducción incluida. Es decir, a poco que te des prisa, el grueso de la campaña dura casi lo mismo que la introducción. De locos.
Este hecho contrasta con la amplitud y posibilidades que ofrecen los escenarios del juego. Las ciudades elegidas para la ocasión, Boston y Nueva York, están recreadas con todo lujo de detalles, pero no solo eso, también hay enormes campos abiertos y bosques que conectan las ciudades y cuya magnitud es digna de elogio. La jugabilidad ha dado un paso más allá, y las atalayas -ahora edificios y árboles de gran altitud-, antaño símbolo de todo buen Assassins Creed, siguen ahí pero relegadas a un segundo plano en favor de otras actividades, muchas heredadas de juegos anteriores, y otras completamente nuevas. Un simple paseo hacia la siguiente misión puede implicar horas invertidas en misiones secundarias, unas más divertidas que otras, pero que ahí están para quien quiera indagar en ellas. Cobra especial relevancia la caza de animales para comerciar con sus restos, o el nuevo juego de tablero, pero sin duda son las espectaculares batallas navales dignas de protagonizar un videojuego propio por sí solo, lo más destacable. Parece mentira que con apenas 4 botones se pueda controlar un barco de manera tan intuitiva, tan sencilla, y sobre todo, tan divertida.
Toda esta variedad influye positivamente en la percepción global del juego, aunque sigue habiendo aspectos a retocar. Por primera vez en la saga, se ha incluido la posibilidad de atajar un camino aprovechando los interiores de algunas casas mediante a una mecánica algo automatizada, pero que da mucho juego en una huida o persecución. El combate también ha experimentado una leve mejora, se han añadido nuevos movimientos que dinamizan los momentos de acción, aun cuando el contragolpe sigue siendo excesivamente efectivo. El movimiento del personaje se nota más depurado, y así lo demuestran las nuevas animaciones a la hora de escalar árboles o saltar obstáculos. Además, hay una opción de desplazamiento rápido entre puntos del escenario aunque su implementación no es todo lo ágil que cabría esperar, ya que no nos permite cambiar de ciudad directamente, pero sí de un punto a otro dentro del mismo escenario. No obstante su inclusión se agradece sobre todo en un juego cuyos entornos son enormes. Y es que en líneas generales se nota el esfuerzo realizado para que Assassin’s Creed 3 sea una continuación en toda regla, hay novedades muy jugosas que suponen, al fin, un soplo de aire fresco para la saga.
De todos modos en Assassin’s Creed 3 poco queda esa idea inicial del tipo infiltrado acabando con los enemigos de forma silenciosa. En particular esta entrega es un sandbox puro y duro en el que hay poco sigilo y mucha acción. Es cierto que la posibilidad de pasar desapercibido está ahí, pero el juego hace poco para que su uso sea determinante, y más que imponerlo, deja que seamos nosotros quienes optemos por esta vía. Muchas misiones comienzan con la idea de mezclarnos entre la gente, acechar al enemigo sin que nos detecte, pero en cuanto algo falla, todo se desparrama hacia un combate multitudinario en el que ya sabemos el resultado final: 20 enemigos abatidos y Connor, tan campante, preparado para el siguiente objetivo. Apenas se premia ser un «buen asesino», y solo nos sentiremos como tales al asaltar fuertes enemigos. Ahí sí que tenemos que sacar partido a todas las habilidades del prota para derrotar al general de turno haciendo el menor ruido posible, y es en estas secuencias cuando la experiencia Assassin’s Creed cobra vida.
Y hablando de cobrar vida, el apartado técnico se esfuerza, y mucho, en ofrecer un entorno creíble y digno de una saga de tanto renombre. Destaca por encima de todo la estupenda recreación de rostros, la inclusión de efectos climatológicos como lluvia -espectacular- y nieve, o el excelente oleaje que sacude nuestro barco en plena batalla naval. Sin embargo también hay sombras, de hecho hay más sombras que luces, no sé si por culpa de los desarrolladores o es que el hardware sobre el que corre no da más de sí. He jugado a Assassin’s Creed 3 en su versión para PS3 y de lo primero que te percatas es que la tasa de frames es un auténtico drama. Basta un combate multitudinario, o mismamente un giro brusco de la cámara en mitad de una ciudad, para ver cómo el «framerate» llega a disminuir a niveles casi injugables. El objetivo de los 30 fps parece una quimera salvo que subas a un edificio y te quedes mirando al cielo.
Los personajes principales están muy bien recreados, pero todo lo que se aleja unos pocos metros del protagonista sufre de un bajón de calidad considerable. Se puede apreciar como la hierba crece y decrece en detalle a tu paso, o como algunas texturas son tan planas que podrían rivalizar con las de juegos de PS2. Quizá sea ese el precio a pagar por mostrar decenas de personajes en pantalla en una máquina que vive sus últimos días de gloria, que todo puede ser. Por su parte el juego se encuentre localizado al castellano con un doblaje de mucha calidad, aunque tampoco está exento de fallos. Hay «detallitos» tontos que ensombrecen el conjunto, como por ejemplo alguna frase que se cuela con la voz del Connor adulto cuando aún es adolescente. No hay mucho más donde criticar en el apartado sonoro, ya que tanto las melodías que acompañan la acción como los efectos son de primerísimo nivel.
A pesar de las críticas que pueda recibir Assassin’s Creed 3 en su apartado técnico, lo cierto es que jugablemente se ve un esfuerzo por distanciarse de su segunda entrega. La fórmula ha experimentado una evolución considerable, aunque no siempre por el buen camino. Sin ser ese juego redondo que aun esperamos, sí que incluye novedades suficientes para dar un respiro a la saga, sobre todo tras la relativa decepción que supuso Revelations. Es cierto que la campaña se pierde frecuentemente entre misiones de introducción y secuencias que hacen más mal que bien, pero todo el contenido extra que hay en cada rincón del escenario palía gran parte de este defecto. Si a esto le unimos la aparición estelar de las batallas navales, y un modo multijugador bastante apañado, tenemos un Assassin’s Creed que se esfuerza por rejuvenecer la saga, aunque aun siga quedando mucho margen de mejora.
LO MEJOR
La amplitud de los escenarios y la cantidad de cosas que hay para hacer.
Las batallas navales son todo un hallazgo.
Buenos primeros planos de los protagonistas.
LO PEOR
Técnicamente irregular. El framerate del juego es penoso.
La introducción al personaje roba demasiado tiempo a la campaña.
Hay ideas nuevas, pero no siempre bien implementadas.
6/10