GÉNERO: Acción
DESARROLLADORA: Flying Wild Hog
DISTRIBUIDORA: Devolver Digital
VERSIONES: PC, PS4, Xbox One
FECHA DE LANZAMIENTO: 26.09.2013
VERSIÓN ANALIZADA: PC
DEMONIOS CANSINOS
Flying Wild Hog es una compañía que a pesar de su juventud, se está haciendo un nombre importante dentro de la industria. Su especialidad son los shooters en primera persona de jugabilidad clásica, cosa que actualmente se agradece entre tanto imitador de la fórmula Call of Duty. Su primer desarrollo, Hard Reset, me pareció uno de los mejores fps de la pasada generación, por lo que las expectativas ante su nueva obra eran muy altas. Lamento deciros que a pesar de estar cortado por el mismo patrón, y que la experiencia general ha sido razonablemente buena, este Shadow Warrior se me ha hecho un poco cuesta arriba.
Nos encontramos ante la re imaginación del clásico de mismo nombre lanzado en 1.997 por 3D Realms, un arcade frenético y cachondo a más no poder, en el que el protagonista de turno se dedicaba a desmembrar demonios con una catana. No fue un juego especialmente puntero ni en lo técnico ni en lo jugable, pero se le recuerda como una experiencia muy divertida, que es al fin y al cabo lo que cuenta. En este sentido el Shadow Warrior actual imita a la perfección ese estilo, y lo hace además con mucha personalidad. Todo comienza en el interior del coche de Lo Wang, un mercenario a sueldo del magnate industrial Orochi Zilla, el cual es enviado a comprar una legendaria catana, previa entrega de un maletín con dos millones de dólares en su interior. Como te puedes imaginar, la transacción se tuerce hasta el punto de liberar a una horda de demonios que has de combatir con la espada a lo largo de los diecisiete capítulos. Durante el trayecto siempre estarás acompañado de un demonio llamado Hoji, que te guiará por los escenarios y ya de paso, se reirá de tus actos en más de una ocasión.
Shadow Warrior ofrece un estilo de juego muy similar a los fps de la década de los noventa, con su acción frenética, sus botiquines de vida, y un porrón de enemigos que acechan igualmente a la velocidad del rayo. Es un tipo de jugabilidad muy particular que no tiene porqué gustar a todo el mundo, pero que personalmente me encanta. Más allá de estos aspectos, el punto más diferenciador del juego está en el uso de la catana y las técnicas que puedes realizar con ella. Aparte de las armas de fuego típicas del género, Lo Wang porta en todo momento una espada con la que es capaz de hacer picadillo a sus rivales. Su manejo no consiste únicamente en aporrear los botones del ratón lo más rápidamente posible, sino que hay diferentes técnicas y golpes que puedes desbloquear para hacer más daño a tus enemigos, y créeme que los vas a necesitar. No esperes la variedad de combos de un hack & slash, pero tampoco necesita más. Las posibilidades no acaban aquí, ya que también se ha implementado un sistema de mejoras de habilidades y poderes capaces de convertir a Wang en todo un «súper guerrero».
Hay momentos de acción realmente brillantes, de esos en los que conjugas el poder de la espada con el de las armas de fuego, y con un poco de práctica eres capaz de hacer unas masacres espectaculares. Entonces, ¿cual es el problema de Shadow Warrior? Pues en mi opinión, que se abusa en exceso de las oleadas de enemigos. Resulta muy divertido ver cómo un enjambre de demonios caen masacrados ante el poder de tu espada, pero cuando la secuencia se repite sistemáticamente una y otra vez, hasta decenas de veces en un mismo capítulo, a lo Serious Sam pero con algo menos de encanto, la cosa cambia. Rápidamente pasas del «cómo mola», al «joder, otra vez lo mismo». Y es una lástima porque el diseño de niveles es realmente bueno. Son largos, están repletos de secretos, y a poco que hubiesen cuidado un poco más la ubicación y el número de enemigos, habría sido un juego redondo a la altura de su anterior obra, si no mejor. La sensación final que me ha dado es que cualquier enfrentamiento tiene que ser, por narices, contra treinta enemigos, da igual si estás en una habitación gigantesca o en un túnel estrecho.
Este problema toma más relevancia al tratarse de un juego largo dentro de lo que es habitual en el género. La campaña puede durarte fácilmente más de quince horas, pero cuando llevaba poco más de la mitad del juego, ya estaba «pidiendo la hora». La aparición de jefes finales tampoco aporta mucho al conjunto ya que resultan muy sencillos de derrotar. Son muy espectaculares pero sus rutinas son fácilmente predecibles, tanto que no he muerto ni una sola vez enfrentándome a ellos. De hecho me ha parecido que el nivel de dificultad global está bastante rebajado respecto a Hard Reset, un juego que en los niveles de dificultad más elevado podías pasarlo muy, pero que muy mal. No es que Shadow Warrior sea un paseo, pero la dificultad que ofrece obedece más a la cantidad de enemigos que pone en pantalla, que a la inteligencia artificial o al propio diseño de los enfrentamientos.
Pero no todo es malo, ni mucho menos. Por ejemplo el apartado técnico sin ser la bomba es resultón -mención especial para la cantidad de enemigos y explosiones que pone en pantalla-, la banda sonora acompaña muy bien la acción, hay un montón de diálogos cachondos, un protagonista con carisma al más puro estilo Duke Nukem, un buen puñado de guiños a otros juegos, y sobre todo, la ya mencionada velocidad de la acción. Shadow Warrior tiene esa doble vertiente capaz de enamorarte por muchas de sus mecánicas y al mismo tiempo aburrirte con la reiteración de las mismas. Puede sonar a divagación pura y dura, pero quizá habiendo hecho el juego algo más corto y menos ambicioso, parte de sus problemas no existirían… Aunque claro, entonces tendríamos otro Hard Reset pero con catana en mano. En definitiva, si eres de los que les encanta enfrentarse a una oleada tras otra sin apenas variación de la fórmula, este es sin duda tu juego. Si no, mejor que te lo pienses un poco antes de comprarlo.
LO MEJOR
Jugabilidad old school.
El sentido del humor.
LO PEOR
Las oleadas de enemigos pueden hacerse repetitivas.