GÉNERO: Acción
DESARROLLADORA: Volition
DISTRIBUIDORA: THQ
VERSIONES: PC, PS3, Xbox 360
FECHA DE LANZAMIENTO: 15.11.2011
VERSIÓN ANALIZADA: PC
UN DESPARRAME TOTAL
Hay muchas formas de conseguir que un juego tenga éxito. Algunos desarrolladores optan por centrar sus esfuerzos en la vertiente técnica, otros en la jugabilidad, los que menos en la originalidad… Pero en las oficinas de Volition pensaron de otro modo. Sabían que su producto no tenía los mimbres para competir cara a cara con un GTA, así que había que diferenciarse de su competencia de alguna manera en pos de conseguir nuevos adeptos. Y para sorpresa de muchos, entre los que yo me incluyo, optaron por un camino bastante inexplorado en la industria, y no es otro que el de dotar al juego de un carácter sumamente gamberro, hilarante, un descojone en toda regla, para qué andarnos con chiquitas. Mucho de ello tiene que ver con el argumento, que es un popurrí de gags e imitaciones de películas que todos conocéis, y cuya representación está exagerada para hacerte soltar unas risas. Ahí tenemos a los Saints, la legendaria banda criminal que controla la ciudad de Steelport, y que con el paso del tiempo se ha ido acomodando hasta convertirse en un producto de marketing, capaz de perpetrar un atraco y al mismo tiempo tener su propia línea de ropa. Todo parece ir sobre ruedas hasta que una banda rival se propone sacarlos de Steelport, lo que supone el comienzo a una batalla encarnizada que decidirá el futuro de la ciudad.
Saints Row: The Third puede presumir de ser uno de los títulos más divertidos que te puedes echar a la cara, y al mismo tiempo lucir un apartado jugable bastante discreto. Nos encontramos ante un sandbox de manual en el que se dan cabida los ingredientes típicos del género, como un escenario enorme, un montón de vehículos que robar, misiones secundarias y misiones principales que dan continuidad a la historia. Hay muy pocos puntos diferenciadores respecto a su competencia, y los que tiene no son especialmente llamativos, como por ejemplo el medidor de respeto, que no es otra cosa que una barra que irá llenándose al completar misiones y hacer gamberradas de todo tipo. A medida que subes de nivel se van desbloqueando todo tipo de bonificaciones, armamentos y trajes que puedes comprar. Así mimo el dinero se obtiene realizando misiones, comprando propiedades, e incluso robando a los transeúntes de la calle.
Si quieres perderte por la ciudad de Steelport realizando actividades secundarias, tienes un montón de «puntos calientes» que te permiten coger un tanque y destrozar todo lo que puedas en un tiempo determinado, llevar de paseo a un tigre, defraudar al seguro simulando atropellos, e incluso ir por el ciberespacio a lomos de una moto. Como ves no tienen mucho sentido ni cabida dentro del contexto de un juego normal, pero es que este Saints Row es de todo menos normal. Estas actividades tan estrambóticas molan al principio, pero no hacen más que repetirse una y otra vez en diferentes niveles de dificultad, por lo que al final he terminado dejándolas de lado. Más interesantes resultan las misiones de banda, en las que tienes que asesinar a determinado personaje, o robar un modelo de coche «buscándote la vida». Todo esto posibilita que la cantidad de horas de juego, unas 15 de la campaña principal, pueda duplicarse fácilmente en cuanto te dé por explorar el escenario concienzúdamente. Lo típico de un sandbox, ni más ni menos.
Tampoco hay una mejora o evolución jugable respecto a otros títulos del género, es más, este Saints Row me parece mediocre en algunos aspectos. La rutina de disparo no parece estar bien calibrada, y lo mismo te cargas a 20 enemigos acertándoles en el cabeza casi sin querer, que luego vacías un cargador en la «jeta» y el tío ni se inmuta; la conducción está tan simplificada que de arcade «se pasa», ya puedes ir a toda pastilla por la ciudad que con rozar el freno clavas el coche en 2 metros. No estoy tan loco como para pedir algo de simulación en este aspecto, no encajaría dentro del género al que pertenece, pero algo más de lógica en el comportamientos del coche se hubiese agradecido. De lo que sí puede presumir Saints Row: The Third es de su aspecto, del envoltorio, más que de las bondades jugables que pueda ofrecer. No hablo tanto del tema técnico, sino de una concepción artística que nos brinda sutilezas como un consolador de goma que hace las veces de arma, conjuntos para el protagonista que le convierten en un inodoro andante, o personajes con una traqueotomía que cantan los diálogos a través de un sintetizador… Suena de locos, pero aquí está su verdadero potencial, que hace que todos sus puntos flacos queden aparcados en un segundo plano.
Porque intentando ser lo más objetivo posible, dentro de lo subjetivo que siempre es un análisis, Saints Row: The Third no destaca prácticamente en nada salvo en la temática cachonda. Gráficamente, por mucho DirectX 10 y 11 que nos vendan, el juego es bastante simplón. La ciudad está bien recreada pero sin aspavientos, y tanto los personajes como los vehículos consiguen disimular mucho sus carencias gracias al estilo gráfico utilizado, que recuerda en parte al de los cómics. La vertiente musical sigue los estereotipos habituales del género, es decir, unas cuantas emisoras que abarcan diferentes tendencias musicales, charlas radiofónicas sobre los hechos en la ciudad y poco más. Lo mejor del juego no está en el apartado gráfico ni en el sonoro, sino en las posibilidades de hacer el gamberro que ofrece Steelport, experiencias que además pueden ser disfrutadas en cooperativo. Saints Row: The Third se puede definir como un juego del montón que consigue destacar gracias a su temática. No puede presumir de ser una joya técnica o jugable, pero a cambio te premia constantemente con momentos de una carcajada tras otra, y esto es algo muy complicado de encontrar en la industria del videojuego actual.
LO MEJOR
El cachondeo que rodea todo el juego.
Como buen sandbox, hay muchas cosas que hacer en el escenario.
LO PEOR
A nivel jugable es bastante discreto.