GÉNERO: Arcade de conducción
DESARROLLADORA: EA Black Box
DISTRIBUIDORA: Electronic Arts
VERSIONES: Nintendo 3DS, PC, PS3, Xbox 360, Wii
FECHA DE LANZAMIENTO: 15.11.2011
VERSIÓN ANALIZADA: PC
CON ESPÍRITU DE RECREATIVA
Se pueden criticar muchas cosas de este Need for Speed: The Run, pero lo que no se le puede negar es la voluntad de ofrecer algo diferente a lo que llevamos viendo los últimos años en el género de conducción. Ante nosotros se presenta un pequeño homenaje a las recreativas de coches de los 80 y 90, una época en la que los simuladores de coches eran poco más que una quimera, y en la que la mayor preocupación del jugador consistía en llegar al siguiente checkpoint a tiempo para seguir estirando los 5 duros -o 100 pesetas- que costaba una partida. Títulos como el sublime Out Run o el mismo Cruis’n in USA han sido una clara fuente de inspiración para este título, y esto que para algunos es una grandísima noticia, no lo será tanto para otros. La premisa en The Run es muy sencilla: hay que llegar el primero en una carrera ilegal que cruza los Estados Unidos de costa a costa atravesando los escenarios más variopintos, todo ello envuelto en un guión poco afortunado -un chico que se inscribe en la carrera para pagar sus deudas con la mafia- que sus creadores bien podrían haberse ahorrado. Nada de mundos abiertos ni de sistemas de simulación complejos, en The Run todo es mucho más simple.
Bastan diez minutos desde que partimos desde la Costa Oeste con nuestro bólido, para hacernos una idea de lo que nos espera más adelante. La estructura del juego consta de carreras rápidas y cortas, de apenas 3-5 minutos en las que hemos de cumplir diferentes objetivos, desde adelantar a un número de coches determinado, hasta enfrentamientos directos contra un rival especial, o pasar por una serie de checkpoints en un tiempo limitado. Dichos objetivos pueden parecer variados al principio, pero lo cierto es que terminan haciéndose repetitivos. Para amenizar esta reiteración se han incluido otros factores que van más allá de la propia competición, como la inclusión de persecuciones policiales, de la mafia, e incluso algún suceso imprevisto en el escenario como un alud de nieve o un desprendimiento de rocas. Para rematar la faena, en momentos puntuales del juego el protagonista abandonará el coche para pasar a controlar sus movimientos en una suerte de QTE’s que añaden cierto dramatismo a la acción, pero poco más. Digamos que su inclusión queda en una mera anécdota, que ni suma ni resta al conjunto.
Por su parte los coches obedecen a un sistema de control puramente arcade, en el que las diferencias de control entre los vehículos son anecdóticas, y lo realmente importante es la velocidad, hecho que queda patente con la inclusión de nitros, o en lo fácil que resulta «clavar» el coche en cualquier curva y marcarnos un derrape brutal sin que apenas afecte al resultado de la carrera. Tampoco pasa nada porque nos golpeemos con partes del escenario, ya que salvo por unas cuantas arrugas en la carrocería, el coche «anda» lo mismo. Eso sí, si nos damos un golpe brutal, véase estamparse contra un camión a 300 por hora, entonces sí, la partida se acaba y toca echar mano de los «retrocesos» que nos llevarán al checkpoint más cercano. Dichos retrocesos están limitados en cada tramo, y una vez agotados nos toca repetir el nivel, lo que tampoco es nada traumático ya que la campaña principal resulta algo corta.
Se ha criticado mucho este punto, y es totalmente cierto que la carrera como tal apenas dura 2 horas, pero en mi caso me ha llevado más del doble en el modo de dificultad alto, tras el cual se desbloquea otro nivel superior para los más atrevidos al volante. Además, The Run no cuenta únicamente con este modo, ya que a medida que superamos niveles en la campaña principal se van desbloqueando nuevos desafíos que nos darán unas cuantas horas extra de diversión. Y como no podía ser de otro modo, también tenemos a nuestra disposición un completo modo multijugador dividido en seis categorías que, para para mi sorpresa, aun hoy en día se encuentra medianamente activo. Es decir, no creo que el principal problema en The Run sea su falta de contenido, que en términos generales me parece adecuado, sino más bien en otros aspectos jugables que comentaré a continuación.
En primer lugar, no me ha gustado el tufillo a «script» continuo que hay en algunas carreras, parece que todo está programado para que el nivel se resuelva en el último instante más allá de lo mal que hayas conducido antes. Pero lo que más me ha irritado son las abundantes pausas que hay a lo largo de la partida, y que definitivamente estropean el dinamismo del que debería gozar la carrera principal. Cada vez que terminas un nivel te espera una anodina pantalla que informa de la experiencia que has ganado, de los desafíos desbloqueados, de las insignias obtenidas… No voy a decir que esta información sea inútil, pero podría haberse dado de manera más ágil, sin necesidad de estar cortando la carrera con pausas de casi un minuto entre niveles que apenas duran tres. Esto se agrava por los largos tiempos de carga para el pequeño rato de competición que nos espera a continuación, aunque quizá en esto tenga que ver las «bondades» del motor gráfico utilizado.
Ya hemos visto de lo que es capaz de hacer el motor Frostbite en juegos como Battlefield 3, pero usarlo en un juego de carreras de coches es harina de otro costal. El juego se «sale» en la recreación de escenarios, los hay de todos los tamaños y colores como aquel que dice, desde los entresijos de una ciudad como San Francisco, hasta carreteras heladas, de montaña y todo tipo de orografía que puedas esperar de Estados Unidos. Y lo más importante, la sensación de velocidad desde cualquiera de las tres cámaras disponibles -ninguna interior- está plenamente conseguida. No raya a un nivel tan excelso la recreación de los bólidos, todos ellos licenciados de las mejores marcas de todo el mundo, los cuales están bien hechos pero lejos de lo que ofrecen los mejores del género, aunque en contra prestación son totalmente deformables. Pero sin duda el peor apartado se deja ver en los primeros planos del protagonista subido al bólido, donde se aprecian los volantes y reposacabezas casi «triangulares» más propios de juegos de otra generación. A nivel sonoro sigue la tónica de la mayoría de producciones de Electronic Arts, es decir, una banda sonora repleta de temas diferentes, estupendos efectos sonoros y un más que correcto doblaje al castellano.
Need for Speed: The Run dista mucho de ser el mejor juego de la serie, y desde el punto de no pocos seguidores de la franquicia, se ve como todo lo contrario, un borrón, una mancha dentro de la saga. Yo no he tenido el placer de jugar a la saga al completo, pero como juego, independientemente del nombre que lleve a sus espaldas, me ha parecido un buen arcade de conducción que con un par de retoques podría haberse convertido en una «especie» de heredero de las recreativas que mencionaba en el primer párrafo. Basta con quitar las abundantes pausas entre niveles, y en su defecto poner una pequeña sección jugable de transición entre escenarios, a lo Out Run, para que este juego hubiese colmado todas mis expectativas. Y aún con sus defectos, me sigue pareciendo un juego muy recomendable para todos los amantes de las experiencias arcade.
LO MEJOR
La idea de recorrer Estados Unidos de costa a costa.
La variedad de escenarios y la calidad gráfica de los mismos.
LO PEOR
Hay demasiadas pausas a lo largo de la carrera principal.
Alguna carreras están «scripteadas» en favor de la emoción.
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