No ha pasado mucho tiempo desde que realicé el análisis de FIFA 13 en este mismo blog. La impresión que tenía por aquel entonces era que estábamos, muy probablemente, ante el mejor juego de fútbol jamás lanzado, opinión  que reafirmo tras haber superado la barrera de las 300 horas jugadas, en su mayoría en el modo Temporadas. No obstante, y a pesar de los grandes momentos de diversión que me ha dado, y va a seguir dando porque sigo enganchado a él como el primer día, sí que me gustaría dejar claro que la saga FIFA tiene aún muchas cosas por depurar. He leído en muchas webs especializadas que EA Sports había encontrado techo en esta generación, y que salvo mejores muy puntuales en el apartado técnico, poco más se podía mejorar. Estoy totalmente en desacuerdo con esta afirmación, ya que todos aquellos que jugamos a diario con FIFA 13 nos encontramos con errores, algunos de bastante calado, que podrían ser solucionados sin necesidad de pasar de generación. Son fallos que nada tienen que ver con la capacidad técnica de las máquinas actuales, sino más bien con el trabajo de depuración por parte de los desarrolladores. A continuación iré comentando alguno de ellos.

La IA de los jugadores controlados por el ordenador es capaz de lo mejor, y muchas veces, de lo peor. Jugadores que se desmarcan a la perfección, coberturas, internadas… y en otras ocasiones se comportan como auténticos imbéciles. Realizar un pase a un compañero y ver cómo espera, y espera, y espera hasta que le llega a los pies, es desesperante. El típico balón despejado por un nuestro defensa que va a córner, pasa a 2 metros del portero y este es incapaz de atajarlo por sí solo, es más, se queda mirándolo como si de un autómata se tratase a no ser que nosotros le obliguemos a salir del arco.  O esa habilidad innata que tienen para quedarse quietos ante un rival que pasa a centímetros. Afortunadamente tenemos cierto control sobre ellos, aunque esto nos obliga a tener que estar lidiando con los botones del pad como un loco. Y hablando del balón, hay situaciones verdaderamente dramáticas si este supera la media cintura de altura del jugador. Si corremos hacia una pelota que por desgracia va botando alto, podemos rezar para que el jugador no se quede al lado esperando a que baje, o bien empiece a empujarla con la tripa o cualquier cosa estrafalaria que te puedas echar a la cabeza. He llegado a ver goles en propia meta con pases a media altura en los que el portero literalmente no sabe qué hacer. Aquí tenéis una pequeña muestra de lo que comento… Es de risa.

Sin embargo nada de esto es comparable al motor de detección de colisiones. Los jugadores, sobre todo en defensa, chocan entre sí habitualmente de una manera tronchante.  Perseguir a un rival con dos defensas suele traer consigo un revuelco cuanto menos gracioso, si no fuera porque el rival se queda sin oposición y normalmente te casca un gol. No ocurre únicamente entre jugadores, sino que también pasa con el árbitro, el cual nos puede hacer un placaje que ni en el baloncesto, oiga. Si en la trayectoria de un pase hay otro jugador nuestro y rebota en él, es posible que este se quede atolondrado, y hemos de forzar su control manual para que responda. Y si vamos corriendo por la banda y coincidimos en la carrera con otro compañero, es muy probable que choquemos con él. Es decir, la IA no es capaz de digerir que ese jugador ha de apartarse de la jugada, sino que sigue con el chip a costa del pertinente «choque de trenes».

A nivel táctico si estamos atacando con un alto porcentaje de posesión y perdemos el balón en el medio del campo, es sinónimo de contragolpe mortal. Nuestros jugadores bajan a defender a la velocidad de una tortuga, no se les nota ningún tipo de prisa por recuperar la posición. Este aspecto se ve agravado por el hecho de que en FIFA 13 la velocidad de los jugadores es determinante, demasiado en mi opinión, y si optas por jugar al contraataque lo mejor que puedes hacer es escoger a un equipo con algún jugador que corra a lo loco. Los lanzamientos de esquina también tienen su aquél. A la hora de defenderlos solo reacciona el jugador que tenemos controlado, el resto se quedan como pasmarotes mientras el rival puede cabecear a placer. Digamos que la mayor dificultad en un córner consiste elegir la posición adecuada del defensor al que manejamos.

Otro aspecto que he corroborado es que tus jugadores no siempre están igual de finos, aunque elijas el mismo equipo, misma alineación y disposición sobre el campo. Igual un día están impecables, son capaces de correr y regatear como auténticos cracks, y al día siguiente encontrarte con que tienes a tus mandos auténticas tortugas reumáticas. No es nada descabellado enlazar 4-5 victorias seguidas, verte a ti mismo como un equipo casi insuperable, y la siguiente partida que eches cosechar la misma cantidad de derrotas. Es muy, pero que muy desesperante ver cómo los rivales te pasan por encima sin poder hacer nada para remediarlo. No sé muy bien a qué se debe, o si existe algún tipo de rutina interna que modifica las estadísticas de los jugadores, pero es algo que he constatado con varios jugadores de FIFA 13. Cuando llega la racha mala mejor tomárselo con calma, porque o el rival es muy malo, o directamente pierdes.

Como podéis leer no son pocas cosas, y seguro que aquellos que juegan asiduamente a FIFA 13 tendrán otros cuantos problemas que se me ha pasado comentar. No obstante, y a pesar de  todo lo dicho, FIFA 13 me ha proporcinado centenares de horas de diversión, es un juego realmente completo y una de las mejores compras que puedes realizar si te apasionan los juegos deportivos en general.