GÉNERO: Aventura de acción
DESARROLLADORA: Tequila Works
DISTRIBUIDORA: Microsoft / Steam
VERSIONES: PC, Xbox 360
FECHA DE LANZAMIENTO: 01.08.2012
VERSIÓN ANALIZADA: PC
LAS VIEJAS FÓRMULAS AÚN FUNCIONAN
En los últimos años hemos visto cómo la fiebre “zombie” se ha expandido a todos los ámbitos culturales, ya sean libros, televisión, cine, y como no podía ser menos, videojuegos. Lo cierto es que esta moda ha servido de inspiración a juegos de gran calidad en géneros tan dispares como los arcades en primera persona –Left for Dead– o las experiencias narrativas –The Walking Dead-, y por lo que se ve aún quedan géneros por explotar. El pequeño estudio madrileño Tequila Works se ha apuntado a la moda pero de una forma diferente, menos actual, pero no exenta de calidad y buenas intenciones. Deadlight es un producto que bebe directamente de clásicos como Another World, Prince of Persia y Flashback, juegos que en sus respectivas épocas fueron considerados obras maestras de manera totalmente justificada. Pero volvamos a la actualidad.
La historia de Deadlight nos traslada a 1986, año en el que se desata un terrible virus capaz de revivir a los muertos, y cuya propagación amenaza la supervivencia de la raza humana. En mitad de este panorama desolador se encuentra Randall Wayne, un hombre que lucha por sobrevivir, por ver amanecer otro día y, sobre todo, por hallar con vida a su mujer y su hija. Los pocos humanos que quedan hablan con esperanza de El Refugio, un lugar donde se supone que están todos los supervivientes. Tras verse obligado a separarse de su grupo, Wayne decide afrontar la búsqueda de sus seres queridos en solitario, cruzando barrios y casas de Seattle donde los horrores de la plaga zombie saltan a la vista.
Deadlight está planteado como una aventura clásica 2D cuyo desarrollo combina a partes iguales acción, exploración y puzles. En su lucha por la supervivencia Wayne tendrá que enfrentarse al ataque de zombies, unas veces haciendo uso de la fuerza bruta, y otros de la inteligencia aprovechando cada rincón del escenario. Si no queda más remedio que plantarles cara, Wayne puede valerse de diferentes armas que encontrará a lo largo de su viaje, desde un simple hacha hasta un revólver o una escopeta. No obstante, la exploración es una parte tan importante, o más, de la aventura, ya que muchas de las situaciones de peligro están planteadas para que “juguemos” con el escenario. De hecho hay que ser particularmente observador con todo lo que vemos, porque Deadlight es de esos juegos que no tienen piedad de nuestra “inocencia”. Como ocurría en los juegos en cuyo mecanismo se basa, hay un buen puñado de situaciones donde el protagonista se enfrenta a trampas y sucesos imprevistos sin apenas tiempo de reacción. Este método, a veces de ensayo-error, puede parecer frustrante, pero gracias a esta decisión Deadlight nos obliga a examinar el escenario con el fin de anticiparnos a una posible muerte.
A la dificultad comentada hemos de añadir que el protagonista no es el típico superhombre de esos que escalan escenarios y aporrean enemigos como si nada. Aparte de las típicas barras de salud, contamos con un medidor de energía que se agota cada vez que usamos un arma de mano, o cuando permanecemos colgados de un saliente. Esto nos obliga a calibrar muy bien cuando golpeamos a un enemigo, o cuánto tiempo podemos estar suspendidos antes de que las fuerzas del protagonista se agoten. En definitiva, todas estas decisiones están pensadas para que cada paso que demos haya sido previamente meditado, y creerme que la fórmula funciona. ¿Hay momentos frustrantes? Sí. ¿Perjudica a la experiencia global? No lo creo.
Explorar los escenarios con calma no solo es bueno para la salud de Wayne, sino también para nuestros ojos. Deadlight ofrece un apartado gráfico excelente, y no hablo tanto de una complejidad poligonal fuera de lugar, que no es el caso, sino de un diseño artístico brutal. Todos los gráficos están recreados con el archiconocido Unreal Engine, y su uso en un juego en perspectiva 2D ha resultado espectacular. Desde la recreación y animación de los personajes, hasta los fabuloso fondos capaces de transmitir esa sensación deprimente de un mundo abocado al abismo, todo está plasmado en pantalla de una manera brillante. El apartado sonoro se limita a la aparición esporádica de alguna pieza musical para los momentos álgidos. Se ha optado, y creo que de manera acertada, jugar con el silencio en favor de la ambientación. Un gemido por aquí, un crujido por allá… Es más que suficiente para meternos de lleno en la Seattle azotada por la catástrofe zombie. Por último, comentar que las voces no han sido dobladas, aunque sí hay subtítulos en castellano.
Resulta alentador ver cómo siguen apareciendo producciones que rescatan la jugabilidad de aquellos juegos “primitivos”, y a los que solo les hace falta un lavado de cara para seguir siendo igual de entretenidos. Son 6 horas de jugabilidad “old school” en los que sí, hay momentos cuyo desarrollo se vuelve demasiado rígido, y somos castigados casi sin esperarlo. Algunos dirán que este diseño de la acción ya está ampliamente superado en los días que vivimos, pero no viene nada mal encontrarnos con un juego así de vez en cuando. Como curiosidad, hay un montón de objetos coleccionables y entre ellos nos encontramos con tres consolas antiguas, o lo que es lo mismo, aquellas “máquinitas” con las que muchos nos pasábamos las horas muertas jugando antes de tener el primer ordenador o consola en casa. Un detalle más de un juego muy recomendable que viene a demostrar que las buenas ideas, con pequeños retoques, perduran en el tiempo.
LO MEJOR
El diseño gráfico está muy conseguido.
La combinación de acción, exploración y puzzles.
LO PEOR
Hay secuencias que son demasiado rígidas.