ANÁLISIS – Singularity

singcoverGÉNERO: Acción
DESARROLLADORA: 
Raven Software
DISTRIBUIDORA: 
Activision
VERSIONES: 
PC, PS3, Xbox 360
FECHA DE LANZAMIENTO:
06.2011
VERSIÓN ANALIZADA: 
PC

FALTO DE AMBICIÓN

El caso de Singularity es, valga la redundancia, singular. Se trata de un arcade en primera persona que propone, a priori, cosas muy interesantes e innovadoras dentro de un género cada día más saturado. Es también un título que a pesar de ser distribuido por la todopoderosa Activision, no ha contado con campañas publicitarias multimillonarias al estilo Call of Duty, ni ha tenido un desarrollo seguido con entusiasmo por miles de aficionados. Ha sido una producción en cierto sentido, “fría”, se presentó ante nosotros casi de puntillas y poco a poco se ha ido ganando el apoyo de la comunidad de jugadores. ¿Sus credenciales? Un argumento muy trabajado y una jugabilidad novedosa gracias al E99. Pero, ¿qué es el E99?

El argumento de Singularity te pone en la piel de Nathanien Renko, un soldado americano que se encuentra en misión encubierta sobre la isla rusa de Katorga 12. Una vez allí se produce un incidente que cambiará por completo la prioridad de la misión. Te encuentras solo en una isla devastada por el mal uso del E99, una nueva fuente de energía que la URSS intentó controlar a mediados del siglo XX y que terminó yéndose de las manos. La trama gira en torno a este E99 y las aplicaciones que se consiguieron durante su investigación en el pasado, desde mutaciones genéticas hasta la manipulación del espacio-tiempo, pudiendo viajar entre ambas épocas y cambiar el curso de la historia dentro de lo que propone el guión.

Singualrity es un fps cuya baza principal está en el DMT,  un artilugio anclado en nuestro brazo izquierdo capaz de canalizar el E99 y gracias al cual puedes rejuvenecer o envejecer objetos y criaturas, paralizar el tiempo e incluso abrir agujeros temporales que te trasnportará a los acontecimientos de 1955. Su implementación es, sin duda, el “leiv motiv” del juego, con él se abre ante ti un mundo de posibilidades, no sólo puedes acabar con los enemigos de las formas más variopintas, sino que también será de gran utilidad para manipular objetos del escenario. Imagina por un momento que te encuentras con el camino bloqueado por unas plantas gigantes que han mutado a causa de los efectos radiactivos del pasado. ¿Qué harías? Pues muy sencillo, usar el DMT para hacer retroceder en el tiempo a la planta, así tendrás el camino completamente despejado. El uso del DMT no es gratuito, necesita de combustible E99 que irás encontrando por todos los rincones del escenario. Las bondades del E99 no acaban aquí, ya que también puede usarse para mejorar las habilidades de Renko así como potenciar el armamento que encuentres en Katorga 12.

Lo malo del DMT y del E99 es que su uso está muy encorsetado. No todos los objetos pueden ser manipulados, más bien todo lo contrario, son pocos, muy pocos los que sufren los efectos del DMT y en su mayoría muy evidentes. Se ha perdido una gran oportunidad de utilizar el DMT para crear unos puzles más desafiantes, situaciones que su uso te diese un quebradero de cabeza. Tengo claro que es imposible crear un entorno que permita cambiar el estado temporal de todo, pero tampoco es menos cierto que se echan en falta más posibilidades en este sentido. Además, Singularity es de esos juegos “modernos” en los que todo te lo dan mascado, apenas hay vías alternativas, los objetos susceptibles de ser manipulados cuentan con el típico brillo, es más, poseemos una habilidad que nos indica el camino a seguir en el escenario. La curva de dificultad no está muy bien calibrada, los primeros instantes de juego pueden resultar complicados pero a medida que mejoras tus habilidades con el E99, el final se convierte en un auténtico paseo. A pesar de contar con un sistema de energía con botiquines, éstos se encuentran de manera abundante incluso en el nivel de dificultad más elevado. Si a esto le sumas una IA bastante normalita, con conductas erráticas que pueden hacer bloquear en el escenario a enemigos grandes, nos encontramos con un juego bastante sencillo de afrontar.

Centrándome en el apartado técnico, Singularity hace uso del Unreal Engine 3 lo que asegura al menos un par de cosas: corre fluido en configuraciones bastante normales, eso sí, a costa de mostrar unos gráficos sencillos, que no malos. El juego luce algunas texturas muy planas para lo que estamos acostumbrados en PC, los modelados de los personajes son correctos y los escenarios siguen en esa tónica. Del apartado sonoro me quedaría con el doblaje al castellano, ya que ni la banda sonora ni los efectos me han parecido especialmente destacables. Y es que correcto es la palabra que define técnicamente a Singularity, cumple pero no destaca.

Tras las 8-10 horas que dura la campaña para un jugador, he llegado a la siguiente conclusión: Singularity es un buen juego que podría haber sido mejor retocando unos pocos detalles. Alguna escena on rails, más dificultad, mejor IA y sobre todo, más posibilidades para manipular el entorno con el DMT. Me hubiese gustado hablar del apartado multijugador, pero es que en los 5 días que he intentado conectarme no había nadie, ninguna partida creada, vamos, un paisaje desolador. La sensación que me queda es que Singularity es una buena experiencia jugable, un shooter en primera persona que hace gala de buenos detalles, pero que con un poco más de ambición y medios podría haber llegado mucho más lejos.

LO MEJOR
El uso del DMT abre muchas posibilidades de juego.
El argumento, aunque predecible, está muy cuidado.
Algunos combates con jefes finales.

LO PEOR
Incluso en el nivel de dificultad más elevado, es fácil.
Algunas texturas son demasiado planas.
Nadie juega al multijugador.

7/10

3 comentarios el “ANÁLISIS – Singularity

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