ANÁLISIS – Binary Domain

binarycoverGÉNERO: Acción
DESARROLLADORA: Ryu Ga Gotoku Studio
DISTRIBUIDORA: Sega
VERSIONES: PC, PS3, Xbox 360
FECHA DE LANZAMIENTO: 24.02.2012
VERSIÓN ANALIZADA: PC

ROBOTS SIN MUCHO FUTURO

Me resulta hasta cierto punto sorprendente lo desapercibido que ha pasado este Binary Domain entre el público general. No estamos ante una superproducción capaz de eclipsar a otros títulos triple A de gran renombre, pero sí que podría pasar perfectamente por un «sleeper», esa etiqueta que se suele poner a los buenos títulos que por desgracia no adquieren la relevancia que merecen. Puede que sea porque Binary Domain se encuentra un escalón por debajo en cuanto a calidad o jugabilidad, pero eso sí, un escalón muy, pero que muy pequeño, tan pequeño que en determinados apartados llega a codearse con los mejores del género. Ante nosotros se presenta otro shooter en tercera persona con sistema de coberturas, pero que al mismo tiempo pone su granito de arena en cuanto a jugabilidad y ambientación.

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Binary Domain nos traslada al año 2080, un futuro en el que los niveles del mar han crecido hasta inundar gran parte de las ciudades. Los gobiernos de todo el mundo han decidido construir hacia arriba, dejando las partes inferiores a las clases pobres, los marginados que cuentan con pocos medios y que luchan por subsistir en el nuevo orden mundial en el que los robots son usados como principal mano de obra. Las alarmas saltan cuando un robot con aspecto humano, un llamado Hijo del Éter, hace acto de aparición en Detroit, contraviniendo la cláusula 21 de la Asociación Robótica Internacional. Se sospecha que la autoría de dicha tecnología proviene de la corporación Adama, así que el Consejo de Naciones Unidas decide enviar al Grupo de combate Óxido, encabezado por Adan y su amigo Boateng, a investigar qué ocurre. El resto ya lo podéis imaginar: decenas de enfrentamientos contra «cabezalatas» de todo tipo, formas y tamaños antes de llegar al final de la aventura.

Binary3Jugablemente Binary Domain imita sin tapujos las mecánicas de Gears of War. No vamos a encontrar movimientos especiales ni evoluciones de las ya vistas en el juego de Epic, es más, el sistema de coberturas así como el control del protagonista se antojan incluso algo menos depurados. El armamento también sigue esta tónica conservadora de subfusiles, ametralladoras, pistolas y granadas varias, susceptibles de mejoras, que tantas y tantas veces hemos usado en otros títulos. Todo suena muy típico, cosa que no tiene por qué ser mala. No obstante Binary Domain también incluye detalles de cosecha propia, como por ejemplo una rutina de disparo que  nos permite ser «creativos», mutilando a un robot para que no avance o bien volándole la cabeza para que no sepa donde disparar. Además, el grupo inicial formado por dos miembros irá creciendo poco a poco con nuevos integrantes, pudiendo elegir quien nos acompañará en determinados tramos del juego y pedirles ayuda durante el combate así como charlar con ellos sobre sus inquietudes. Este sistema de comunicación se puede hacer de manera clásica mediante el pad, o bien a través de viva voz en perfecto castellano con un micrófono, previo entrenamiento de los comandos disponibles. Como curiosidad no está mal, pero mi experiencia con este sistema ha sido bastante mejorable, me ha costado sudor y lágrimas que el programa reconozca una simple orden en dos micrófonos diferentes.  Más acertada resulta la posibilidad de ir evolucionando los personajes mediante la compra de nanocircuitos, lo que les otorgará mejoras de todo tipo como aumentos de salud, regeneración de vida, o corazas más resistentes.

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Pero sin duda otro de los aspectos reseñables, con más identidad propia, reside en la ambientación. Los escenarios, así como los enemigos y las situaciones a las que nos enfrentamos resultan muy «japos», y no solo por la aparición de «mecas», sino también por cómo se comportan los personajes del grupo, los cuales hacen gala de estereotipos muy marcados: no falta el bravucón del grupo, la niña mona pero de armas tomar, o el amigo de toda la vida, todos ellos bastante predecibles en su conducta y que nos harán soltar alguna que otro sonrisa ante sus comentarios. Como he dicho anteriormente, todo resulta muy oriental, desde el ritmo de la acción hasta la música machacona que acompaña a las secuencias de tiroteos. El entorno gráfico también pone su granito de arena de una manera bastante notable en la recreación de personajes y rostros, con algunos primeros planos de mucha calidad y expresividad, y cómo no, con una amplio surtido de escenas animadas bastante locas en las que los protagonistas se comportan casi como personajes manga. El apartado gráfico solo se ve salpicado por algunos escenarios sosos y carente de detalles, están demasiado «limpios» y vacíos, una verdadera lástima que no se haya dado un empujón extra en este apartado porque el resto luce más que bien. La banda sonora no enamora pero acompaña bien toda la acción, y lo mismo se puede decir del doblaje al castellano, correcto en líneas generales pero con algunas interpretaciones bastante sosas.

Binary4No me queda la menor duda que Binary Domain cumple muy bien en casi todos los apartados, pero le falta ese puntito extra para llegar a emocionar, a sentirse diferente, en definitiva a hacerse un hueco entre los grandes. En ello seguramente tenga algo que ver lo repetitivo de la acción, ya que siempre hacemos lo mismo una y otra vez salpicado por alguna escena on rail y QTEs sin mucha enjundia; o los numerosos combates contra «mecas» gigantes que se terminan haciendo muy pesados; o por qué no, la escasa dificultad incluso en el nivel de dificultad más elevado. La campaña principal bien puede llevarnos 10 horas, pero a partir del cuarto capítulo de los seis que tiene, terminas «pidiendo la hora» como aquél que dice. Algunos niveles se notan demasiado largos, hay mucho combate intrascendente, mucho pasillo con la misma rutina de robots que al final termina pasando factura a la sensación final. Parece como si los responsables de diseño hubiesen querido estirar la duración del juego, y en mi opinión el resultado final es más contraproducente que otra cosa. Si no has tenido ración suficiente de mecas, siempre puedas probar los diferentes modos Online tanto competitivos, como cooperativos en escenarios sueltos, aunque mucho me temo que a día de hoy es complicado encontrar a alguien que siga disfrutando de este título. En resumidas cuentas Binary Domain es un producto que cumple, pero que resulta insuficiente para competir de tú a tú con los grandes nombres del género.

LO MEJOR
La recreación de personajes y rostros.
El sistema de mejoras a través de nanocircuitos.

LO PEOR
El sistema de órdenes por voz no funciona muy bien.
Algunos niveles terminan haciéndose pesados.

6/10

Un comentario el “ANÁLISIS – Binary Domain

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