GÉNERO: Acción
DESARROLLADORA: Plantinum Games
DISTRIBUIDORA: Sega
VERSIONES: PS3, Xbox 360
FECHA DE LANZAMIENTO: 22.10.2010
VERSIÓN ANALIZADA: PS3
HÍPER VITAMINADO
No descubro nada al decir que la industria del videojuego nipona está pasando por momentos delicados. Esta generación les ha pillado algo “atravesados”, parece que no dan con la tecla, y lo cierto es que no recuerdo muchos títulos japoneses recientes, cuya notoriedad alcance a las mejores producciones occidentales. Ello no quita para que existan títulos que merezcan mucho la pena, y buena prueba de ello la tenemos en este Vanquish, juego creado por la compañía Platinum Games, y cuyo maestro de ceremonias es Shinji Mikami, ni más ni menos que el padre de la saga Resident Evil. En esta ocasión, sus dotes como desarrollador han ido enfocadas hacia un producto menos serio, más desenfadado e incluso extremo en determinados aspectos. Poco importa la trama, las implicaciones de los personajes o el apartado técnico, ya que todo queda supeditado a la jugabilidad, al control del personaje y sus múltiples posibilidades.
Pero Vanquish también tiene historia, una historia simplona y trillada, es cierto, pero que le va como anillo al dedo. Nos encontramos ante la enésima disputa entre rusos y americanos, solo que ahora estamos en el futuro, que hay una base espacial propiedad yankee que ha sido ocupada por los malos malísimos, y que la han usado para matar a miles de inocentes de la ciudad de San Francisco. ¿El siguiente objetivo? Nueva York. Tenemos ocho horas antes de que se desencadene una nueva masacre, así que toca subir a la base espacial y expulsar al enemigo usando la fuerza bruta. En mitad de este lío se encuentra Sam Gideon, un miembro de la agencia DARPA, que va pertrechado con un traje experimental capaz de convertirle en una máquina de matar como nunca antes ha existido. Es el típico héroe rudo, chulesco, fumador empedernido, y al que tienes que sacar todo el jugo antes de que la cosa se ponga “chunga” de verdad. No faltan a la cita los secundarios de lujo, como la “niña mona” que te guía a través de un intercomunicador, o el sargento curtido en mil batallas que mira tus habilidades con recelo. Lo dicho, todo muy típico, pero a la vez, apropiado para lo que plantea el juego.
La propuesta jugable es transparente como pocas. Vanquish es un arcade en tercera persona al estilo Gears of War, ya sabéis, coberturas, tíos duros con brazos como piernas, y un montón de armas con las que masacrar enemigos. Pero no todo es una copia, también hay aspectos que son de cosecha propia. Toda la acción transcurre a una velocidad superior, hay una marcha más que la vista en el juego de Epic, y eso le da un toque muy personal al conjunto. Más allá del típico sistema de coberturas, Sam es capaz de usar su traje para ralentizar el tiempo durante unos breves instantes, o para desplazarse a toda pastilla sobre el suelo del escenario. También hay armamento para dar y tomar, como ametralladoras, escopetas, rifles de francotirador, lanza misiles y así hasta completar un arsenal de diez armas, que pueden ser mejoradas a lo largo de la aventura. Con estas habilidades y armas tendrás que enfrentarte a cientos de enemigos en forma de robots de todos los tamaños y colores. Los hay pequeños, grandes, gigantes, con forma humana, de escorpión, de lagarto; por variedad y espectacularidad que no quede. Y como no, los temidos y esperados jefes finales cuya envergadura hace palidecer a todos los demás.
Todo este buen hacer jugable se ve refrendado por un apartado técnico que apuesta por los fuegos de artificio, más que por la tecnología pura. A pesar de que la acción transcurre en una base espacial, los escenarios suelen ser bastante grandes y variados. El motor gráfico se las apaña para mover decenas de personajes en pantalla, explosiones por doquier, enemigos de tamaño considerable, balas perdidas… Es todo muy espectacular y llamativo, pero hay unos cuantos peros que “afean” el resultado final. Lo primero que salta a la vista es una falta de definición palpable, algo completamente normal ya que el juego se muestra a una resolución sub HD de 1024×720 pixeles; y segundo, algunas texturas parecen sacadas de la época de PS2, y no exagero demasiado. Hay otros defectos gráficos menores, pero en general el juego luce bien, siendo capaz de sorprenderte en algunas escenas on rails, y con secuencias cinemáticas al más puro estilo manga donde los desarrolladores literalmente se “flipan”. Del apartado sonoro solo merece la pena destacar el doblaje al castellano, tacos incluidos, ya que ni la machacona banda sonora “tecno”, ni los efectos de sonido, van más allá de lo mínimo exigido a un juego actual.
Una partida a Vanquish es una descarga de adrenalina constante. El vertiginoso ritmo de la acción y la espectacularidad de algunas situaciones, no dejan tiempo para el descanso o la reflexión. En cierta medida todo resulta un poco exagerado, casi sobrado, pero a la par, divertidísimo. La nota discordante la pone la duración: 6-7 horas de campaña individual y poco más donde escarbar, salvo que quieras enfrascarte en los desafíos una vez acabada la compaña, que consisten en superar diferentes oleadas de enemigos. Vanquish es una experiencia muy gratificamente, que recuerda a esos arcades que poblaban los salones recreativos de los 80 y 90, donde te dejabas llevar por una sucesión de tiros y explosiones sin más objetivo que pasártelo bien. No busca ofrecer complejidad, ni despertar sentimientos encontrados con su guión, únicamente disfrutar machacando los botones del pad. Y en ese sentido el juego triunfa plenamente.
LO MEJOR
El desarrollo de la acción es frenético y muy divertido.
El carácter desenfadado que rodea al juego.
LO PEOR
La resolución sub HD y las sosas texturas.
Escasa duración y rejugabilidad limitada.