ANÁLISIS – Driveclub

driveclubcoverGÉNERO: Conducción
DESARROLLADORA: Evolution Studios
DISTRIBUIDORA: Sony Interactive Entertainment
VERSIONES: PS4
FECHA DE LANZAMIENTO: 07.10.2014
VERSIÓN ANALIZADA: PS4

REDENCIÓN AL VOLANTE

Driveclub lo tenía todo para convertirse en el juego de conducción estrella de los primeros años de vida de PS4. Iba a ser un juego de lanzamiento que demostraría las capacidades de la nueva máquina, y lo que son las cosas, retrasos y una mala planificación en la gestión de servidores, echaron por tierra gran parte de las expectativas creadas a su alrededor. Driveclub es de esos juegos que acaban siendo presa de un mal arranque, hecho que desgraciadamente se está repitiendo más veces de las deseadas con otros juegos en los últimos años. Las prisas, la falta de previsión, o vete tú a saber por qué, lo cierto es que han acabado estigmatizando de por vida algunos títulos que no lo merecen. Y este es desgraciadamente uno de esos casos.

Desde sus inicios, Evolution Estudios quiso hacer hincapié en el componente social de su nueva obra, dándole una vuelta de tuerca al concepto de correr solo por tu gloria personal. Si así lo deseas, puedes crear un club o unirte a uno ya existente, y correr para ganar prestigio tanto personal como para el resto del grupo, creando así una especie de camaradería entre compañeros de escudería que aúnan sus esfuerzos por llevar al equipo a lo más alto del ranking mundial. Se juega con la idea de la pertenencia a un grupo de éxito, el formar parte de un gran conjunto de corredores a los que representas con orgullo, o por qué no, para picarte con ellos, que todo puede ser. Pertenecer a un club tampoco requiere de especiales ataduras, pero siempre existe la opción de ir por tu cuenta como si se tratase de un juego de coches al uso. Digamos que el componente social suma, siempre y cuando quieras hacer uso de él.

Volviendo a temas más cotidianos del género, Evolution Studios optó por desarrollar un juego de coches  técnicamente espectacular y sobre todo divertido que no buscaba la perfección milimétrica de la simulación. Como se suele decir en este mundillo, se trata de «una mezcla entre arcade y simulador», lo que se traduce en que puedes ponerte al volante de cualquier deportivo y realizar una carrera más que digna sin necesidad de conocer el comportamiento de tu coche al dedillo, ni de saber a qué velocidad hay que afrontar cada curva para arañar unas valiosas décimas de segundo. Driveclub tira más hacia lo simple, a elegir el coche que te parezca más chulo, y a disfrutar de unas reacciones asumibles por casi todos los mortales. Y ya de paso, entre curva y curva, disfrutar de unos circuitos ficticios pensados para el lucimiento técnico más que para mostrar tus dotes como piloto. Driveclub es un juego espectacular eso sí, a costa de sacrificios en determinadas áreas que no todos asumirán de buen gusto. Modelados exteriores e interiores exquisitos, circuitos ambientados en escenarios vastos y repletos de detalles, ciclo noche y día en tiempo real con una iluminación sensacional, y sobre todo una recreación  de la climatología que supone un nuevo estándar en el género. Es un auténtico espectáculo visual que solo se ve ensombrecido por una tasa limitada a 30 imágenes por segundo, cosa que puede sonar a sacrilegio dentro del género, pero que en la realidad es perfectamente asumible dado el carácter arcade del juego. Sonoramente también goza de un buen nivel, aunque me ha parecido que algunos motores no suenan muy parecidos a sus homónimos reales.

No obstante a pesar de este planteamiento arcade, Driveclub dista mucho de lo que ofrecen juegos como Split Second o Blur mismamente. Cada coche tiene su propio comportamiento en el que influyen muchas variables, como tipo de tracción, peso, potencia… Existe una diferencia abismal entre pilotar un compacto tracción delantera de 200 CV, que un súper deportivo de 700 CV y propulsión trasera, es decir, arcade sí, pero con sus respectivas pinceladas de simulación. El control de los vehículos responde con inmediatez a nuestras órdenes, siendo mucho más permisivo con los fallos de pilotaje que un simulador, y permitiendo frenar unos metros más adelante que en otros juegos. Pero ojo, tampoco te emociones mucho porque a poco que te descuides acabarás estampándote, y es ahí cuando Driveclub muestra su faceta más arcade, cuando un golpe contra un lateral no afecta mecánicamente al coche, y cuando la penalización por hacer un recto en una curva puede ser solventado a posteriori por una IA que se adapta a tu posición en la carrera. Esta medida puede venir bien de cara a estar siempre en «la pomada», pero quieras que no también le resta un punto al realismo de la carrera.

Ya en su versión básica el juego consta de 55 coches, decenas de eventos y retos que consisten no solo en llegar el primero a la meta, a veces también se exige superar una velocidad máxima durante un sector, trazar una curva siguiendo la trayectoria adecuada, superar una puntuación haciendo derrapes, o realizar una vuelta en un tiempo determinado. Digamos que cada prueba ofrece mini objetivos que has de cumplir si quieres completar el cien por cien del juego, y que definitivamente añaden frescura al conjunto. Se echa en falta eso sí algo más de dificultad, ya que salvo en pruebas muy puntuales, es relativamente sencillo cumplir la mayoría de los objetivos casi a la primera. Si echas en falta más contenido, tanto de pruebas, como de circuitos, coches e incluso motos, se puede ampliar con los típicos pases de temporada, DLCs gratuitos y cómo no, DLCs de pago. Como es lógico todos esos problemas en la dificultad desaparecen en el apartado Online, el cual cuenta con sus propios modos de juego, eventos y desafíos, a los que puedes unirte en cuestión de segundos. Es una verdadera lástima que muchas de las carreras multijugador se conviertan en una especie de Mario Kart, una actitud en parte fomentada por el propio sistema de penalización del juego, el cual es muy mejorable. Si te saltas una curva serás penalizado con unos segundos parado, pero si te embisten o te sacan de la carretera a base de empujones, casi nunca pasa nada. Bueno, sí, que tu carrera queda arruinada.

A pesar de sus dubitativos comienzos, Driveclub me ha parecido un juego de coches estupendo. Técnicamente es sobresaliente y las reacciones de los vehículos resultan perfectas para quienes aman el mundo del motor pero no desean dedicar más tiempo del necesario a disfrutar de una simple, pero gratificante carrera. Hay áreas en las que debería mejorar como la IA adaptativa que al final «falsea» el desarrollo de la carrera, o la ausencia de un nivel de dificultad extra para los más avanzados, pero aun con todo, sigue siendo uno de los juegos de coches más divertidos y recomendables que puedes adquirir hoy en día en la consola de Sony.

LO MEJOR
Técnicamente espectacular.
Control de los coches muy bueno.

LO PEOR
Se echa en falta algo más de dificultad en los modos para un jugador.

8/10

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